Nuestro subconsciente. En nuestro subconsciente se encuentran mandatos o
patrones mentales desconocidos por nosotros, y que, en la mayoría de los casos
representan las trabas que nos impiden desarrollar todo el potencial que, como
seres, tenemos. Allí están instalados todos los “no
puedo”, “yo no se”, “a mi esto no”, “no me quieren”, etc. Veamos cómo se instalaron en
nosotros todas esas limitaciones:
El
inconsciente es un almacenador de datos, guarda todo lo que percibimos a través
de nuestros sentidos. Nada se selecciona. Archiva todo lo que recibe. Por eso
mediante hipnosis se puede extraer datos de esa mente que nuestro consciente no
recuerda.
Una
vez que ingresó el dato, (algo que vimos, oímos,
sentimos, etc.) Se separa en áreas, así tenemos dividida la
información en trabajo, pareja, amigos, sexo, etc. Para hacerlo más claro
analizaremos un área y compararemos esta información con gotas de pintura.
Ej.
Tomemos el área amigos y supongamos que escuchamos una conversación en la que
intervienen tres personas:
La primera dice que “la amistad no existe, que
el ser humano sólo se ocupa de sí mismo, que no se puede confiar en nadie, etc.
Es una información negativa sobre la amistad por lo tanto ingresa una gota de
pintura negra a nuestro subconsciente.
La segunda dice “esto no es así, que por
experiencia sabe que existe gente noble que brinda su amistad sin ningún
reparo, etc.” Una información positiva, entonces ingresa una gota
de pintura blanca.
La tercera dice “es cuestión de suerte, a veces se encuentra
gente muy buena y otras realmente se está muy solo…” es
una información positiva-negativa que nos da una gota de pintura gris.
El
subconsciente hace la mezcla de toda esa pintura que recibimos a diario y allí
queda formado el patrón mental que va a tener el color que le corresponde de
acuerdo a la información que ha recibido.
A
partir de esto se instalan en el consciente los mecanismos de defensa de ese
patrón mental.
Los
mecanismos de defensa tienen como objetivo: hacer que el patrón mental se
cumpla.
Por ej.: si nos dijeron muchas veces que somos torpes, vamos
a tener un patrón mental que dice eso y a partir de ese momento los mecanismos
de defensa nos van a hacer actuar como torpes. Hay otra cosa más peligrosa aún:
los subconscientes de todos están unidos, entonces nos vamos a relacionar
solamente con aquellos que nos permitan cumplir nuestros patrones mentales.
Si
estuviéramos convencidos que somos feos y alguien nos dijera que somos
hermosos, primero creeríamos que se están burlando de nosotros, si insiste nos enojaríamos
y si vuelve a insistir lo pelearíamos y nos alejaríamos de ese ser. Después
analizando el hecho diríamos que no nos explicamos porque lo tratamos tan mal,
si lo que nos había dicho era bueno, no nos había hecho ningún daño. No podemos
comprender nuestro enojo.
El
caso es que al ingresar una información contraria al patrón mental se activan
los mecanismos de defensa de éste y nos llevan a alejarnos de todo aquello que
no concuerda con nuestro esquema mental. De esto se deduce que todos los seres
que nos rodean tienen nuestros mismos patrones mentales de otra manera no podemos
convivir.
Si
tenemos en cuenta que sólo nos acercamos a aquellos que nos permiten cumplir
con nuestros patrones mentales, se deduce fácilmente que toda nuestra
circunstancia está formada de acuerdo a lo que tiene grabado el subconsciente.
Nos conectamos con los seres que nos rodean mediante nuestros patrones y
vivimos retroalimentándolos.
Víctima y verdugo una persona con un patrón de inseguridad llama la
atención con actitudes que despiertan la agresividad del otro,
luego es víctima. El verdugo con el mismo patrón de inseguridad se cubre con
mecanismos de dureza o agresión que lo hacen sentir fuerte. Los dos tienen el
mismo patrón mental, sólo cambian los mecanismos de defensa y son éstos los que
le permiten convivir.
Si
uno de estos seres cambia hacia la seguridad su patrón, corta la
retroalimentación y obliga al otro, incondicionalmente a mejorar el suyo. Por
eso: sólo cuando cambiamos nosotros, mejora todo nuestro entorno. Cada ser con
el que estamos conectados tiene nuestros mismos patrones con diferentes
mecanismos de defensa.
Cárnicamente
nos son puestos ante nosotros para que viendo en el otro lo que tiene que
modificar, lo mejoremos nosotros. Si sabemos que todo entra en nuestra mente
subconsciente, cada vez que explicamos a otro ser que cosas tiene que modificar
y cómo; sin darnos cuenta nos lo estamos explicando para nosotros también. De
esta forma hemos evolucionado hasta ahora.
Sabiendo esto tenemos dos tareas que realizar:
1) seleccionar desde el consciente toda la información
que ingrese al subconsciente. No permitiremos el ingreso de nada negativo.
Cuando llega a nosotros un dato que nos parece poco positivo debemos afirmar:
“esto no lo acepto para mí ni para nadie”.
2)
introducir constantemente desde las conscientes afirmaciones positivas. Sobre
todo las afirmaciones de cómo somos en realidad, es decir ingresar gotitas
blancas hasta que los patrones oscuros se vuelvan blancos.
Vamos
a hacerle entender a nuestro cerebro que somos lo que en realidad somos y no lo
que creemos que somos. Para esto hay que tener claro que ser real está hecho a
imagen y semejanza de dios, por lo tanto tiene todo el poder, toda la sabiduría
y todo el potencial afectivo puro. Es decir; yo no soy
torpe, sino que tengo un patrón mental que me hace ser torpe, porque yo soy
sabiduría. Yo soy inteligencia perfecta. Yo no soy inseguro sino que tengo un
patrón mental que me hace ser inseguro, porque yo soy seguridad.
Esta
es la base del trabajo, vamos a ingresar afirmaciones que correspondan a la
verdad de nuestro ser real, hasta polarizar hacia lo positivo todos los
patrones mentales negativos que tenemos.
Nuestra
vida es una pantalla en la que se proyecta la película que tenemos en nuestro
subconsciente.
Vamos
a cambiar nuestra música y diálogo interior y nuestra vida cambiará.
Si
tú lo has pensado y tú lo has creído: tú lo has creado.
Todo
lo que pensamos y creemos lo creamos.
Si
a un niño le decimos que es torpe, primero piensa que puede ser torpe, luego
cree que lo es y a partir de allí crea al torpe.
Veamos cómo funciona esta ley:
Cuando
emitimos un pensamiento se desprende de nosotros una masa de energía que tiene
una calificación, la que nosotros le dimos. Se dirige hacia donde nosotros la
enviamos uniéndose por principio de atracción con energía igualmente calificada
y más allá del hecho de que pueda afectar a los demás o no, siempre, siempre
esta energía por ley de causa y efecto vuelve a nosotros. Y cuando vuelve trae
todo el caudal energético necesario para que se cumpla lo que pensamos.
Por ejemplo: si pensamos que en un examen nos va a ir mal, pensamos
en la profesora, en la escuela, en la materia y en todo lo que rodea al examen
siempre con la idea de que nos va a ir mal. Por lo tanto, van a desprenderse
masas de energía con esa calificación hacia todos los lugares donde la
enviamos. Después de hacer el recorrido como ya describimos vuelve a nosotros
una gran masa de energía cuya calificación es un mensaje constante para que nos
reprueben. Así vivimos boicoteando toda nuestra historia.
El
principio de atracción dice que podemos atraer a nosotros todo lo que queremos:
viendo cual es el camino de la energía cuando se desprende, deducimos que
depende de lo que emitimos.
Las
energías se atraen por igual vibración.
Basados
en esto vamos a trabajar. Si tenemos un patrón mental de inseguridad, por
ejemplo, cuando afirmamos, pensamos o sentimos “yo soy
seguridad”,
estamos emitiendo una energía calificada como seguridad. Está
dirigida a nosotros mismos. Va a buscar su igual, dentro de nosotros.
Dijimos
antes que las energías opuestas son iguales.
Su
opuesto es nuestra inseguridad. Por principio de atracción van a unirse. Esto
es unir dos energías iguales en calidad, sólo que una es lenta y la otra es
rápida.
La
rápida va a acelerar a la lenta, con lo cual habremos aumentado la velocidad en
la vibración electrónica de esa energía negativa que está en nuestro
subconsciente polarizándola hacia lo positivo.
Siempre:
debemos controlar nuestras emisiones negativas
Por
nuestro bien… para esto es muy eficaz una técnica oriental (fácil y útil) que
se llama “el buen pensamiento“.
Consiste
en llevar siempre una libreta en la que anotaremos cada emisión negativa que
hacemos desidentificandonos del patrón que la ocasiona.
Por
ejemplo: “yo no soy
ese yo que me hace…………” (agredir, enojarme, sentirme mal, etc.)
Esto
cumple con dos finalidades:
La primera: hacerle entender a nuestro mental que poseemos
patrones que nos hacen actuar de diferentes maneras pero que estos no son:
nosotros, nosotros somos otra cosa. Es empezar a tomar conciencia que nuestros
patrones son: yoes inferiores que están con nosotros.
Y la segunda: es tener claro cuántas emisiones negativas hacemos
por día. Como muchas de ellas son inconscientes si no tenemos algún control es
imposible conocerlas. Por eso al anotarlas y tomar consciencia del total de
emisiones que hacemos diariamente automáticamente se eliminan un gran número de
ellas. Y poco a poco sólo van quedando dos o tres emisiones diarias que
corresponden a los patrones que debemos trabajar.
A modo de conclusión
Los patrones mentales están en nosotros
pero no son nosotros.
Nosotros somos otra cosa.
Nada tiene más poder que el que
nosotros le damos.
No se puede modificar un patrón mental
con agresión hay que educar con amor.
Nada externo puede dañarnos si no le
damos permiso.